domingo, 22 de junio de 2014

RECORRIDO FALLERO

     Estamos en el año 2014 después de  Jesucristo. Toda Valencia  está ocupada por la fiesta de las Fallas … ¿Toda? ¡No!  Una asociación de  irreductibles corredores resiste todavía y siempre al sueño invasor...
     Eran las seis y media de la mañana, hacia un poco de frío y apenas nos habíamos juntado cinco personas de las más de quince, que el pasado viernes, confirmaron la asistencia al entrenamiento. Pocos éramos los que vencimos al sueño y a la resaca fallera, dispuestos a conquistar las calles de Valencia y recorrer, uno a uno, los monumentos falleros que la coronan.
     La llegada a la Falla Na Jordana  nos marcó el principio de nuestro objetivo. Apenas una docena de personas nos miraban con cara de sorpresa, la mayoría gente mayor que todos los diecinueve de marzo madrugaban para ver las Fallas con tranquilidad. Hechas las fotos nos metimos por el barrio del Carmen camino a la Falla del Pilar.
     Las calles medio vacías nos acogieron. Todavía nos encontramos zonas donde las huestes del Dios Baco aguantaban sin irse a dormir, de repente, fuimos el blanco de sus palabras cargadas de alcohol,  que nos exhortaban a  seguir apoderándonos del espíritu fallero de cada escultura.
     La Falla del Pilar, con su primer premio, y con bastante gente para la hora que era, se rindió a nuestros pies.
     La Falla de la Plaza de la Merced y luego la del Mercat nos animaron a seguir recorriendo las calles de una ciudad llena de residuos fiesteros que unos caballeros y damas de color anaranjado se afanaban por recoger.
     La Plaza del Ayuntamiento muy sola y protegida, por algún que otro guardia del gobierno local, nos ve pasar,  mientras, los últimos resistentes, nos confunden con participantes de la maratón de London y nos animan en tanto que  seguimos el trayecto fijado.
     La Falla del Segundo Premio nos vio llegar con todos sus tenderetes cerrados. Pocos son los aventureros que se habían acercado, en esos momentos, a ver la Falla Convento Jerusalén-Matemático Marzal. Por lo que la rodeamos y la disfrutamos tranquilamente sin que encontráramos ningún obstáculo que nos lo impidiera.
     Partimos rumbo  a la siguiente parada, un aspirante a Induráin de ciudad, nos recibe con aclamaciones, levantándonos nuestro ímpetu guerrero. En  la calle Cuba teníamos monumentos apostados en cada cruce, nuestra vista no descansaba y pudimos  admirar la maestría de los artesanos que las realizaron. La iluminación espectacular de la  Falla  Cuba-Literato Azorín nos acogió con fría oscuridad y sus súbditos comenzaban a preparar la fiesta, al dios Vulcano, que tendría  lugar después de la puesta del sol.
     La suela de nuestras zapatillas sufrieron, por ese tramo,  ataques de un suelo pegajoso y lleno de inmundicia. Lo sorteamos de manera hábil y eficaz, pasando por la Falla Sueca-Literato Azorín y marchando hacia la Falla Reino de Valencia-Almirante Cadarso. En ese momento el tiempo nos apremiaba, la ciudad despertaba y nos encontrábamos en inferioridad numérica, nos tocaba  plantearnos el volver a nuestro poblado, no sin antes, culminar la gesta. Una pacifica  invasión del centro neurálgico de la fiesta en estos dos últimos días: la Plaza de la Virgen.

     Conseguidos los objetivos, de estas Fallas 2014, nos volvíamos a casa con un cuantioso botín  lleno de buenos momentos, con la esperanza de que, en el 2015, seamos muchos más los que asaltemos calles, plazas y avenidas a la búsqueda de monumentos falleros cargados de arte y breve historia.